Los grillos de La Habana y los 20 años de la guerra de Afganistán 

 

 

En septiembre del 2017, los gobiernos de Estados Unidos y Canadá retiraron mas de la mitad de su personal diplomático de Cuba en respuesta a un supuesto ataque con microondas sonoras.

La administración de Donald Trump y sus aliados del exilio cubano de La Florida, agitaron las cacerolas para escandalizar el asunto como un ataque terrorista del gobierno comunista de la isla.

El Departamento de Estado anunció de inmediato la ejecución de decenas de capítulos de la ley del embargo contra Cuba, que los gobiernos anteriores, habían suspendido por considerarles exageradas e inhumanas.

Un estudio hecho a la carrera por especialistas de anti terrorismo del Departamento de Defensa de Estados Unidos, determinó que probablemente se trataba de una agresión mediante el uso de un sistema de sonido producido electrónicamente.

La agencia de prensa “Prensa Asociada” publicó un reportaje en el que presentaba una grabación del sonido analizado por un sensor que mostraba el nivel agudo del fenómeno.

El gobierno de Cuba, negó haber intentado agredir al personal diplomático estadounidense alegando que resulta absurdo pensar que ellos en medio de la búsqueda de normalización de las relaciones con el país del norte, se prestaran para hacer un ataque.

Hubo quienes pensaron que podría tratarse de una maniobra del exilio cubano para echar atrás las relaciones con Cuba que estableció la administración de Barack Obama.

Pero resultó que no era ni una cosa ni la otra. Una investigación realizada por las universidades de Berkeley de California y de la Lincoln en Londres, determinó que el ataque sónico no tenía origen electrónico, sino natural y que provenía de los grillos que llenan el silencio de las noches de La Habana.  En otras palabras, era el canto de los grillos para seducir las grillas.

Alarmas como estas han sido utilizadas por determinados intereses en Estados Unidos para justificar agresiones bélicas y diplomáticas.  El 7 de octubre se cumplieron 20 años de la invasión de Estados Unidos a Afganistán, la cual se llevó a cabo con el pretexto de la caza del grupo terrorista Al Qaeda, autor de los ataques terroristas del 11 de septiembre en territorio americano.  Para justificar esa guerra, se le hizo creer al pueblo norteamericano que los Talibanes que gobernaban entonces Afganistán, eran lo mismo que el grupo de Osama Bin Laden. 

Los Talibanes le permitieron al fundador de Al Qaeda, establecerse en Kabul, luego de que Arabia Saudita lo deportara y el entonces presidente de Irak Saddam Hussein le negara asilo en Bagdad.  Ese fue su gran error. Pero para combatir a Al Qaeda no era necesario invadir todo un país.

Dos años después, la administración de George Bush, para continuar satisfaciendo la ambición de los contratistas de defensa norteamericanos, agarró como pretexto los ataques del 11 de septiembre y la supuesta tenencia de armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, para invadir a ese país.   Armas que después de la invasión nunca aparecieron, porque sencillamente nunca existieron.

Estos hechos no carecen de precedentes. La guerra de Vietnam que duró 10 años se produjo en respuesta de Estados Unidos a un supuesto ataque del gobierno comunista de ese país asiático a un buque norteamericano en el Golfo de Tonkin en 1964.  Todos los estudios históricos y testimonios recogidos de la época, incluso del propio Secretario de Defensa norteamericano de entonces, Robert McNamara, demostraron que nunca ocurrió.

En todas estas guerras la víctima ha sido la población civil. 150 mil en la de Afganistán, 400 mil en Irak y tres millones en Vietnam. 

Los grillos de La Habana pudieron haber sido los causantes de otro pretexto.  Afortunadamente los científicos cantaron por ellos.