Atole con el dedo
El presidente Joe Biden anunció que pedirá al Congreso eliminar los impuestos a los combustibles temporalmente para enfrentar el aumento de los precios de éstos.
A eso en México le llaman darle atole con el dedo.
Primero, la gasolina y los demás derivados del petróleo, así como el gas natural, son productos de primera necesidad que no debían estar gravados. De la gasolina depende la transportación de los alimentos y el modo de los ciudadanos obtener ingresos para comprarlos. Del gas natural y de la energía depende la cocción de la comida y la protección en la temporada de invierno.
Segundo, pretender que con la eliminación temporal de los impuestos a la gasolina se va a resolver una escalada inflacionaria que viene subiendo como la espuma de una mezcla química, es señor demasiado o pretender que el mundo alrededor está poblado de tontos.
Para nadie es un secreto que la crisis energética que está enfrentando Estados Unidos actualmente fue agravada por las sanciones contra Rusia en el supuesto castigo por la invasión a Ucrania.
Para el presidente Biden, resultó más importante seguir las pautas del Pentágono en su plan de expansión de la OTAN que la suerte de las familias americanas.
Si bien Estados Unidos no depende del petróleo ruso, los países de Europa del Oeste si. Y al momento de intentar suplir a los países del viejo continente de un suministro de petróleo que les resultaba barato y de rápido acceso, se presionó el mercado de tal manera que la especulación, que nunca espera, comenzó a pescar en rio revuelto.
Al mismo tiempo, el embargo a las cuentas en dólares de Rusia de 650 mil millones de dólares, empujó al país eslavo y a otros que sufren sanciones estadounidenses a desconfiar del dólar como divisa. Rusia comenzó a reclamar a los países de Europa que todavía compraban su petróleo, el pago en rublos.
Al mismo tiempo, China ha comenzado un proceso de desdolarización de sus reservas, lo que ha provocado la caída de valor del dólar y en consecuencia un empuje hacia arriba en la inflación.
Las autoridades de la Reserva Federal de Estados Unidos, aumentaron la tasa de interés con la finalidad de flojar la presión sobre la demanda de viviendas y restaurar el valor perdido del dólar. Lo han hecho arrastrando por los cabellos una solución que como medicina es peor que la enfermedad.
El aumento de la tasa de interés está deprimiendo el mercado inmobiliario y al mismo tiempo desacelerando la economía.
La administración de Joe Biden, sabe muy bien que éstas son solo soluciones de momento que en el fondo no conducirán más que a evitar una derrota contundente del Partido Demócrata en las elecciones legislativas y de gobernadores de noviembre de este año.
Está muy consciente, de que la única forma de evitar que la inflación caiga como un plomo en el agua y levante una ola gigante depresiva, es echando atrás todo el plan del Pentágono con Rusia en la guerra de Ucrania. Pero eso no va a suceder, porque para el Pentágono y la Casa Blanca, es más importante mantener la hegemonía militar mundial a través de la OTAN, lo que consideran como vía para negarse a aceptar que el mundo ahora es diferente y que la época de los imperios murió en Roma y el sepelio se llevará a cabo en el siglo 21.
